Esta semana quiero presentaros uno de esos conceptos que, en muchos casos, ni siquiera lo habéis oído nunca, a otros os suena, pero no sabéis bien lo que significa y, pocos, lo conocéis a la perfección (aunque cuesta ponerlo en práctica). Estoy hablando de la EMPATÍA, habilidad social básica y un gran aliado en la educación y crianza de nuestros hijos.
A pesar de tratarse, como os digo, de una de las habilidades sociales básicas, en esta sociedad en la que se educa para la competición, buscando siempre la satisfacción personal y todo es yo, yo y otra vez yo, la empatía brilla por su ausencia en la mayoría de nosotros.
Si buscamos su definición, la RAE la define como:
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- f. Sentimiento de identificación con algo o alguien.
- f. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimiento.
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Cuando os hablo de que seáis empáticos con vuestros hijos me refiero a ese deseo real por vuestra parte de comprenderlos, de ser capaces de ver sus sentimientos y pensamientos tal y cómo ellos los ven y, por supuesto, aceptarlos con ellos.
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE LA EMPATÍA?
Si, como decimos, la empatía nos permite ponernos en el lugar del otro, poniéndonos en el lugar de nuestros hijos conseguimos entender que no lo hacen para torearnos, que no intentan manipularnos, que no es cierto que no haya quien los aguante…y de esta forma, poniéndonos sus gafas de ver la vida, podremos gestionar muchísimo mejor todas esas situaciones que a diario nos descolocan, nos desbordan y nos sacan de nuestras casillas.
Sólo cuando consigamos ser empáticos con nuestros hijos podremos educar desde el respeto. Sólo cuando consigamos ser empáticos con nuestros hijos podremos educar sin gritos, amenazas ni chantajes. Sólo siendo empáticos con nuestros hijos, conseguiremos que ellos también lo sean.
Por todo ello siempre os digo que la empatía, junto con la asertividad (de la que os hablé aquí y aquí), y la escucha activa (aquí), son los grandes pilares de una educación basada en el respeto al niño.
Ahora veamos cómo podemos para mejorar nuestra empatía, ya que, si hacemos un ejercicio de autoanálisis, nos daremos cuenta que muchos de nosotros, los adultos, estamos muy faltos de ella y necesitamos cultivarla para poder ser empáticos con nuestros hijos consiguiendo así, a través del ejemplo, que ellos lo sean:
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- Intenta no escuchar lo que te dicen durante un par de minutos fijándote sólo en su lenguaje corporal, transmite mucho más de lo que pensamos.
- Imagina la motivación de tu interlocutor para hacer lo que hace.
- No juzgues ni expongas conclusiones, sólo escucha.
- Empieza los encuentros y conversaciones mostrando interés por la otra persona permitiéndole que se abra.
- Parafrasea y reformula lo que te han dicho añadiendo lo que crees que tu interlocutor puede estar sintiendo.
- Finalmente, intenta ponerte en la piel de otra persona al menos una vez al día.
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Una vez hemos mejorado nuestra empatía, podemos realizar distintas actividades con nuestros hijos para que desarrollen esta valiosa habilidad teniendo siempre presente que como más y mejor aprenden es con nuestro ejemplo, que ellos son nuestro reflejo, por lo que por muchas actividades que hagamos, si nosotros no somos empáticos con ellos ni con los demás, nuestros hijos tampoco lo serán.
Teniendo esto claro, os dejo unas cuantas actividades que podéis hacer en casa para ayudar a los peques a desarrollar la empatía:
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- Pintar caras que expresan emociones (3-6 años). Primero dibujamos con ellos las emociones que queramos trabajar y después pensamos situaciones en las que podamos sentir esas emociones.
- Jugamos a adivinar qué piensan y sienten los demás (3-6 años). Se trata de aprovechar cualquier situación que observemos en la calle o en casa para plantearles qué creen que puede estar pasando.
- Utilizar cuentos, series y películas (Desde los 3 años). Podemos explicarles y hablar con ellos sobre las diferentes emociones de los personajes y su manera de expresarlas preguntándoles cosas como: ¿Cómo crees que se siente? ¿Por qué se siente así? ¿Qué crees que puede estar pensando?
- Role playing (+6 años). Se trata de intercambiar papeles. Tienen que hacer de padre, de madre, hermano, amigo…De esta forma aprenden a ver distintos puntos de vista y a analizar la situación desde una perspectiva más global y menos egocéntrica.
- ¿Cómo te sentirías tú si…? (+6 años) Se trata de comentar diferentes situaciones invitando a nuestro hijo a ponerse en el lugar del otro: nuestro hijo nos dice que Juan es feo. Entonces le decimos, ¿cómo te sentirías tú si los demás dijeran que eres feo? ¿qué harías? ¿qué crees que puede sentir y pensar Juan?
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Animaros a trabajar todo esto que os propongo hoy, de esta forma no sólo ayudaréis a vuestros hijos a ser mejores personas, sino que también os beneficiáis vosotros. Además, pensad que los niños son nuestro futuro y si son personas empáticas estamos consiguiendo que resuelvan los conflictos sin violencia, por lo que también ayudáis a tener una sociedad mejor.
Gracias por leerme y, ya sabéis que si compartís, le dais al “me gusta” o me dejáis vuestros comentarios os estaré muy agradecida.
Un abrazo,
Raquel.