Ya estamos en adviento. Ha empezado la marcha atrás para la Navidad. Este año no os he compartido nuestras actividades pero podéis ver las que os dejé el año pasado AQUÍ por si aún os quedan algunas pendientes.
Es justo en este momento cuando empezamos con el tema de escribir la carta a Papá Noel o los Reyes Magos, o incluso, los niños más ¿afortunados? a ambos. La casa se llena de catálogos de juguetes y la televisión es un bombardeo constante con la que los niños se vuelven locos y lo quieren todo. ¿La habéis escrito ya en casa?
No voy a entrar en el tema de qué le contamos a los niños respecto a estos personajes porque cada uno en su casa hace lo que cree más conveniente y con lo que se siente más cómodo, pero sí quiero invitarte a una reflexión.
Durante este mes de Diciembre sometemos a los niños a un montón de chantajes y amenazas con la excusa de los Reyes o Papá Noel ¿verdad? Sé sincera, nadie te ve.
¿Realmente somos conscientes de lo que le estamos diciendo a los niños con estos mensajes?¿Qué conseguimos con todos ellos? ¿Cómo crees que se siente el niño? ¿Qué crees que decidirá hacer ante semejantes amenazas? ¿Consigues que haga lo que quieres? ¿Cumplirás con esas amenazas?
Este tipo de mensajes, lo único que consiguen es que nuestros hijos vivan con miedo, miedo a quedarse sin regalos. Con represión, viven reprimidos porque no se atreven a comportarse de forma espontánea por miedo a las consecuencias de su comportamiento. Aprenden a mentir, para ocultar un «mal comportamiento» y no quedarse sin los tan ansiados regalos. También aprenden a ser sumisos y pierden la iniciativa, no sea que a Papá Noel no le guste lo que hacen y no les traiga nada. Además, por si esto te parece poco, todos estos chantajes y amenazas dañan la relación con tus hijos. O acaso ¿tú confiarías en alguien que te amenaza y chantajea? ¿O preferirías buscar a alguien a quien contarle tus miedos e inquietudes que te respetase?
Reflexiona sobre lo que te cuento hoy, hay otras formas para conseguir que tu hijo tenga un comportamiento más adecuado, de que se «porte bien» (aunque eso da para otro post), sin necesidad de utilizar todas estas frases que tanto daño hacen. De todas formas, los regalos le llegarán igual, ¿no? Entonces, ¿de qué te sirve hacer tanto daño a tu hijo y a vuestra relación?
Si te ha gustado lo que has leído o si crees que puede ser útil a alguien ya sabes, comparte y comenta sin dudarlo, te lo agradeceré enormemente.
¡Nos vemos por las redes!
Un abrazo,
Raquel.