De un tiempo a esta parte, son cada vez más las familias que preparan calendarios de adviento. Hace unos años, cuando mis hijos mayores eran pequeños, (bueno, y aún ahora), se usaban mucho los calendarios de adviento con las chocolatinas.
Yo nunca les encontré sentido porque se convertían en una pelea para que sólo se comieran una chocolatina al día. Si te digo la verdad, a mí me parecía una tortura, pero en fin. También tienen mucho éxito los calendarios de regalos, y si me conoces un poco, sabrás que tampoco soy muy fan de ellos, la verdad. Creo que fomentan el consumismo y que enseñan que el amor se mide por cosas materiales.
En cambio, un calendario de adviento que me encanta, que creo que fomenta la conexión, el tiempo juntos y la pertenencia, es un calendario de adviento con diferentes actividades para realizar en familia.
Creo que puede ser una tradición preciosa que nuestros hijos e hijas recordarán con cariño cuando sean adultos y, sin lugar a dudas, eso es lo que queremos que recuerden ¿verdad?: momentos juntos.
Para que esto sea así, no debe ser una obligación. El calendario de adviento debe adaptarse a cada familia y a sus circunstancias y, por supuesto, debe ser flexible y voluntario. Es decir, si queremos cambiar una actividad por otra, podemos hacerlo, al igual que si un día no apetece hacer nada, también es válido. Recuerda que trata de una herramienta que nos ayuda a buscar esos momentos de conexión que tanto nos faltan con las prisas del día a día.
Por ello te recomiendo que tus expectativas sean realistas y si un día tus peques no quieren hacer la actividad propuesta no te lo tomes como algo personal, ya que eso puede ser realmente frustrante.
Si tus peques aún no saben leer, puedes usar pictogramas o fotografías para que puedan ver qué actividad toca cada día. De esta manera no tienen que esperar que se lo leas.
¿Qué te parece la propuesta? ¿Te animas a hacerla?
A continuación te dejo el calendario que hemos preparado para este año por si te inspira.
Un abrazo,
Raquel