Tener autoestima, es decir, quererte y respetarte a ti misma, es el primer paso para una crianza consciente y respetuosa. La autoestima nos ayuda a sentirnos mucho mejor con nosotros mismos, lo que influye en nuestro comportamiento, como por ejemplo, con nuestros hijos.
El primer paso y el más imprescindible para desarrollar la autoestima es el autoconocimiento o la autoconsciencia. Conectar contigo misma, con tu realidad, con tus hijos, con tu pareja, con tus miedos, tus sombras, tus fortalezas,… Conectar y tomar consciencia es el primer paso para el cambio. El cambio a la vida que tú quieres. El cambio a una vida plena, a la mejora, a la superación,… ¡A ser tu mejor versión!
El autoconocimiento o la autoconsciencia significa conocernos profundamente y saber, así, cuáles son nuestras virtudes y nuestros defectos, nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles.
El entender por qué somos cómo somos, por qué reaccionamos, qué nos hace pensar, sentir o actuar de determinadas formas, tiene su clave en nuestra infancia. Indagar en ella nos atrae pero también nos asusta.
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